Día 10: Atenas y El Pireo

Hoy había que ver el famoso cambio de guardia, sí o sí; pero con estas vistas nos costaba irnos de nuestro pisito. Una gozada comenzar el día con la vista de la Acrópolis.



Salimos a las 8’45 hacía Syntagma, y casi llegamos tarde porque empezó algo antes. Estábamos casi solos, duró más de lo que creíamos y es bastante curioso.

El CAMBIO DE GUARDIA, lo realiza la Guardia Presidencial (evzones), que custodia la tumba del Soldado Desconocido frente al Parlamento Griego. Son mundialmente conocidos por su curioso uniforme, los ruidosos zuecos con suela de tachuelas rematados con pompones negros, el bonete con largos flecos y la falda (fustanela) que tiene 400 pliegues, uno por cada año de la ocupación otomana. El cambio de guardia tiene lugar cada hora en punto las veinticuatro horas del día, los domingos por la mañana se realiza una versión más solemne y más espectacular.










Consejo de los Helenos o Parlamento Griego

Luego paseamos por céntrica Calle Ermou y la famosa Plaza de Monastiraki.

Iglesia Kapnikarea

Iglesia Kapnikarea

Iglesia Kapnikarea

Plaza Monastiraki

Plaza Monastiraki

Y ya fuimos al CERÁMICO (KERAMEIKOS) que era la única zona arqueológica de Atenas que nos faltaba (entrada 4 €). Cerámico es el nombre del barrio de los alfareros de la antigua Atenas. Cuando en el siglo V a. C. se construyó un muro alrededor del Ágora, el Cerámico quedó dividido, y la parte situada fuera de la ciudad sirvió de lugar de enterramiento de los atenienses notables y los héroes de guerra. Con el paso de los años el cementerio quedó en el olvido y permaneció enterrado. A mitad del siglo XIX con los inicios de los trabajos de una nueva carretera, aparecieron piedras funerarias llenas de inscripciones, y  se descubrieron los primeros restos de piedras funerarias de los que nadie conocía su existencia.







La verdad que la visita no nos llevó mucho tiempo, porque a estas alturas ya estábamos un poco saturados de ruinas, sólo paseamos un poco.

Aquí también hay un MUSEO ARQUEOLOGICO, inaugurado en 1937, es bastante pequeño y en él se exponen parte de los hallazgos localizados en la zona arqueológica del antiguo cementerio.





Al salir del Cerámico encontramos un puesto callejero de "koulouris" y compramos uno, que rico.


Tras esta visita, decidimos coger el metro para ir a EL PIREO (donde estuvimos hace unos días y nos volvimos por la lluvia). Lo vimos mucho más caótico que Atenas, había mucho más tráfico y no paraban de sonar los cláxones continuamente.

Fuimos a la IGLESIA SAN NICOLÁS DEL PIREO, vimos la puerta cerrada, pero preguntamos, y es que la que estaba abierta se encontraba en otro lateral. Entramos (no se pagaba) y la vimos muy nueva, bonita y colorida; a pesar que no decía nada de que no se pudieran hacer fotos, preguntamos sí podíamos y nos dijeron que sí.

Nos teníamos que haber dado cuenta, que solo había una torre




Esta sí era la puerta principal

Justo enfrente se encuentra la minúscula Capilla de los nuevos mártires Rafael, Nicolás e Irene, muy pequeña y muy bonita.




De regreso hacia la estación paramos y nos compramos unas tyrotipas (que es un pastel salado elaborado con capas de masa filo y relleno con una mezcla de queso y huevo), muy ricos.



Luego encontramos la IGLESIA DE SAN ESPIRIDÓN, y también entramos, volvimos a preguntar por las fotos y nos dijeron nuevamente que sí podíamos, muy bonita también.





Y todavía nos quedaba una tercera iglesia, la CATEDRAL DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD, aquí ya ni preguntamos si podíamos hacer fotos, hicimos unas pocas fotos y ya está, otra maravilla repleta de coloridas pinturas.







Muy bonitas y coloridas las tres iglesias, si se tiene tiempo es una buena excursión que no lleva mucho tiempo y se pueden ver en un momento las tres iglesias; además aquí no hay apenas turismo, solo unos pocos fieles rezando.

Paramos en otro sitio a por otras tyrotipas y con eso ya comimos, muy ricas.



Tras la comida, como teníamos toda la tarde por delante, decidimos ir a la playa. Cogimos el metro sólo una parada (hasta Faliro) y allí el tranvía hasta Glyfasa, que es la playa a la que van los atenienses, pero al llegar el día era bastante desapacible y no había ningún sitio para tomar algo; así que como la tarde no invitaba a pasear, regresamos. Ojo!, a la vuelta, la línea del tranvía no está terminada y te deja bastante lejillos del centro.

Una vez en el centro fuimos a tomar algo, y luego las compras que nos quedaban y regreso a casa. Comenzamos la maleta y la dejamos más o menos hecha.

Dimos un paseíto para ir despidiéndonos de la ciudad y después tomamos unas cervezas. Elegimos fatal porque en Café Plaka, pagamos las cervezas más caras de todo el viaje, a 4’50 € cada una, y el local tampoco era gran cosa.

Cenamos en Byzantino, pedimos pulpo y carne, el pulpo estaba riquísimo, pero la carne estaba fatal, costaba masticar, también pedimos un postre a medias y chupito de shipuro, como fin de fiesta; la cena nos costó 48’20 €, nos pareció cara sobre todo por la calidad de la carne.





Luego nos despedimos de la ciudad en Bretos, un local de copas muy chulo, con una carta de licores muuuy extensa. Alfredo no se complicó mucho y se pidió un limonchelo, pero yo al ver los licores locales, vi que me faltaba probar uno, rakomelo, y pensé que no podía estar peor que el ouzo o el tsipouro, así que me lo pedí. Cuando el camarero llegó y le puso Alfredo delante el rakomelo y a mí el limonchelo, dije “¿que he pedido?”. El rakomelo es licor con miel pero caliente, muy rico y que sube bastante; el limonchelo muy blanco y de sabor a limón muy fuerte, pero muy rico (los dos licores 10 €). Y así pusimos punto final al viaje.



Ultimo paseo por Atenas hasta casa, acabamos la maleta y a dormir.

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